SUSANA LA BELLA Op. 22.3 (1907)

(Schön Suschen)

Música de Hans Erich Pfitzner (1869 - 1949)

Texto de Gottfried August Bürger (1747 - 1794)

 

Schön Suschen kannt ich lange Zeit:                             
Schön Suschen war wohl fein;
Voll Tugend war's und Sittsamkeit:
Das sah ich klärlich ein.
Ich kam und ging, ich ging und kam,
Wie Ebb und Flut zur See.
Ganz wohl mir tat es, wenn ich kam,
Doch, wenn ich ging, nicht weh.

Und es geschah, daß nach der Zeit,
Gar andres ich vernahm;
Da tat's mir, wann ich schied, so leid,
So wohl mir, wenn ich kam;
Da hatt ich keinen Zeitvertreib,
Und kein Geschäft, als sie;
Da fühlt' ich ganz an Seel' und Leib,
Und fühlte nichts, als sie. 

Ich war wohl dumm, und stumm, und taub;
Vernahm nichts, außer ihr;
Sah nirgends blühen Blum' und Laub;
Nur Suschen blühte mir.
Nicht Sonne, Mond, und Sternenschein,
Mir glänzte nur mein Kind;
Ich sah, wie in die Sonn' hinein,
Und sah mein Auge blind. 

Und wieder kam gar andre Zeit,
Gar anders ward es mir:
Doch alle Tugend, Sittsamkeit,
Und Schönheit blieb an ihr.
Ich kam und ging, ich ging und kam,
Wie Ebb und Flut zur See.
Ganz wohl mir tat es, wenn ich kam,
Doch, wenn ich ging, nicht weh. -

Ihr Weisen, hoch und tief gelahrt,
Die ihr's ersinnt, und wißt,
Wie, wo und wann sich alles paart?
Warum sich's liebt und küßt?
Ihr stolzen Weisen, sagt mir's an!
Ergrübelt, was mir da,
Ergrübelt mir, wo, wie und wann,
Warum mir so geschah? - 

Ich selber sann wohl Nacht und Tag,
Und wieder Tag und Nacht,
So wundersamen Dingen nach;
Doch hab' ich nichts erdacht. -
Denn, Lieb ist wohl, wie Wind im Meer:
Sein Sausen wohl ihr hört,
Allein ihr wisset nicht, woher?
Er kommt, wohin er fährt,
Nicht wohin er fährt.



A Susana la Bella conocí hace tiempo.
Susana la Bella era muy elegante,
virtuosa y decente,
eso saltaba a la vista.
Yo venía e iba, e iba y venía,
como el flujo y reflujo de las mareas;
me sentía muy bien cuando venía,
y cuando iba, no me dolía.

Y ocurrió que pasado algún tiempo
mis sentimientos cambiaron.
Me hacía mucho daño cuando me despedía,
y mucho bien, cuando venía.
Entonces no tuve otro pasatiempo
Ni otro pensamiento, sino ella.
No sentía mi alma y mi cuerpo,
no sentía nada, sino a ella.

Quizás era yo tonto y mudo y sordo,
no percibía nada, fuera de ella.
No veía nacer las flores y las hojas,
sólo Susana florecía para mí.
No había sol, luna o estrellas,
para mí resplandecía sólo mi niña.
Yo habitaba como dentro de un sol,
y mis ojos estaban ciegos.

Llegó otro tiempo muy distinto,
muy distinto para mí.
Pero toda virtud, decencia
y belleza estaban junto a ella.
Yo venía e iba, e iba y venía,
como el flujo y reflujo de las mareas.
Me sentía muy bien cuando venía,
mas cuando iba, no me dolía...

Vosotros, sabios, pensadores,
los que imagináis y sabéis,
¿cómo, dónde y cuándo todo se empareja?
¿Por qué se ama y besa?
¡Vosotros, sabios orgullosos, decídmelo!
Pensad en éste mi caso,
pensad, ¿dónde, cómo y cuándo?
¿Por qué me sucedía así?...

Yo mismo pensé noche y día,
y día y noche,
en esas extrañas cosas,
mas no he hallado respuesta.
El amor es quizás 
como la brisa del mar;
bien que se le oye susurrar,
pero no se sabe de dónde viene, 
ni adonde va, no, adonde va.



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Simón Nevado 2001