Nächtlich macht der Herr die Rund,
Sucht die Seinen unverdrossen,
Aber überall verschlossen
Trifft er Tür und Herzengrund,
Und er wendet sich voll Trauer:
Niemand ist, der mit mir wacht.
Nur der Wald vernimmt's mit Schauer,
Rauschet fromm die ganze Nacht.
Waldwärts durch die Einsamkeit
Hört ich über Tal und Klüften
Glocken in den stillen Lüften,
Wie aus fernem Morgen weit.
An die Tore will ich schlagen,
An Palast und Hütten: Auf!
Flammend schon die Gipfel ragen,
Wacht auf, wacht auf, wacht auf!
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Todas las noches el señor patrulla
buscando incansablemente a los suyos,
pero donde vaya, encuentra cerrados
las puertas y los corazones.
Lleno de tristeza regresa:
No hay nadie que vele conmigo.
Sólo el bosque que lo advierte con horror,
murmura piadoso toda la noche.
En el solitario bosque oí tañer,
sobre el valle y los abismos,
campanas a través del callado aire,
como si viniera de mañanas lejanas.
Quiero llamar a la puerta
del palacio y la cabaña: ¡Abrid!
¡Las cimas ya flamean,
despertad, despertad!
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Simón Nevado 2001
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