Den Tag hindurch nur
einmal mag ich sprechen,
Gewohnt zu schweigen immer
und zu trauern:
Wenn durch die nachtgebor'nen
Nebelmauern
Aurorens Purpurstrahlen
liebend brechen.
Für Menschenohren sind es Harmonien.
Weil ich die Klage selbst
melodisch künde
Und durch der Dichtung Glut
das Raube ründe,
Vermuten sie in mir ein selig Blühen.
In mir, nach dem des
Todes Arme langen,
In dessen tiefstem Herzen
Schlangen wühlen;
Genährt von meinen schmerzlichen Gefühlen
Fast wütend durch ein ungestillt Verlangen:
Mit dir, des Morgens Göttin,
mich zu einen,
Und weit von diesem nichtigen Getriebe,
Aus Sphären edler Freiheit,
aus Sphären reiner Liebe,
Ein stiller, bleicher Stern herab zu scheinen.
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En todo el día sólo
una vez deseo hablar,
acostumbrado siempre a callar
y a estar triste,
cuando a través de las murallas de niebla,
nacidas en la noche,
rompen amorosamente
los rayos de la aurora.
Al oído del hombre son armonías,
porque incluso con melodías
anuncio mis lamentos
y allano la rudeza
con el ardor del verso,
sospechando en mí un feliz florecimiento.
En mí, hacia quien se alargan
los brazos de la muerte,
donde en lo más profundo del corazón
se agitan serpientes;
alimentadas por mis dolorosos sentimientos
furiosos casi, por el deseo insatisfecho.
Unirme a ti,
diosa de la mañana,
para, lejos de este vano engranaje,
desde esferas de noble libertad,
desde esferas de puro amor,
brillar como una callada y pálida estrella.
Traducido y Escaneado por:
Jesús Escondrillas 2005
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