Vier adlige Roße
Voran unserm Wagen,
Wir wohnen im Schloße
In stolzem Behagen.
Die Frühlichterwellen
Und nächtens der Blitz,
Was all sie erhellen,
Ist unser Besitz.
Und irrst du verlassen,
Verbannt durch die Lände;
Mit dir durch die Gassen
In Armut und Schande!
Es bluten die Hände,
Die Füße sind wund,
Vier trostlose Wände,
Es kennt uns kein Hund.
Steht silberbeschlagen
Dein Sarg am Altar,
Sie sollen mich tragen
Zu dir auf die Bahr.
Und fern auf der Heide
Und stirbst du in Not,
Den Dolch aus der Scheide,
Dir nach in den Tod!
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Cuatro nobles corceles
ante nuestro carruaje,
vivimos en un palacio
con ostentoso lujo.
Las luces matutinas
y el rayo nocturno,
todo cuanto iluminan,
es dominio nuestro.
Pero si tú deambularas perdida
y despreciada por todos,
caminaría junto a ti por las calles,
pobre y marginado.
Me sangran las manos,
los pies tengo heridos,
cuatro paredes vacías,
y ni siquiera mis perros me reconocen.
Cubierto de plata está
tu féretro ante el altar,
él habrá de llevarme
hasta tu sepulcro.
Y si allá lejos en el prado,
mueres en la pobreza,
desenvainaré mi puñal
y te seguiré en la muerte.
Escaneado por:
Alfredo García 2005
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